
- Ni el arte ni la literatura tienen que darnos lecciones de moral. SOmos nosotros los que tenemos que salvarnos, y sólo es posible con una postura ciudadana ética, aunque pueda sonar a antiguo y anacrónico.
- Es mentira que el Nobel sirva para fomentar la literatura del país al que pertenece el galardnonado. Para lo único que sirve es para engrosar la cuenta corriente del autor.
- A veces la literatura se parece a una operación de Bolsa. Las cotizaciones suben y bajan, y muchas veces dependen sólo de la promoción.
- He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro.
- Para qué sirve el arrepentimiento, si eso no borra nada de lo que ha pasado. El mejor arrepentimiento es sencillamente cambiar.
- Sólo si nos detenemos a pensar en las pequeñas cosas llegaremos a comprender las grandes.
- Las tres enfermedades del hombre actual son la incomunicación, la revolución tecnológica y su vida centrada en su triunfo personal.